“El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos”
Oscar Wilde
Muchos dirán que son fanáticos del show de André Rieu, el célebre violinista director de la Johann Strauss Orchestra, otros puede que no; habrá quienes elogien su modo de difundir la música así como habrá quienes lo desprecien sin saber exactamente por qué. Sin embargo, a él le debo dos cosas: 1) la alegría que contagian sus conciertos, y 2) el haberme dado a conocer a Comedian Harmonists. ¿Eh?
En 1928, en Alemania, Henry Frommermann, juntó a Robert Biberti, Asparuch Leschnikoff, Josef Roman Cycowski, Erich Abraham Collin y a Erwin Bootz, para formar el sexteto conocido como Comedian Harmonists. Este sexteto, famoso por su estilo musical, así como por la alegría que brindaban en cada una de sus presentaciones, fue tremendamente popular. Canciones tales como “Veronika, Der Lenz ist da”, “Ich hab, fur Dich…”, “A Maria, Marie”, “Musik! Musik! Musik!”, entre otras, brindaron a la Alemania posterior de la Gran Guerra, unos años de felicidad, entusiasmo y, por supuesto, de música. Cuando yo era niño, un sacerdote alemán, Harold Glünter, era párroco de la iglesia a la que solía ir con mi familia, él nos decía que “era imposible pensar en Alemania sin hacerlo con música de fondo”. Sin embargo, Comedian Harmonists no tuvo muchos años para perdurar con su gran éxito en Alemania, ya que las banderas nazis, en 1930, comenzaban a desplegarse. ¿Y por qué? Bueno, Fommermann, Collin y Cycowski eran judíos, pero no quedaba ahí, ya que la esposa de Bootz también lo era y recientemente se había convertido a la fe judía la esposa de Cycowski. Y la música comenzó a entonarse con tonalidades y matices dignos de la melancolía…
Comedian Harmonists tuvo tanta fama en Alemania que pronto se extendió a Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. Su propuesta musical despertó el interés de otras agrupaciones que intentaron acercarse a lo que ellos habían logrado, sin embargo, fue realmente imposible. Como les he dicho, su éxito se vio opacado por el advenimiento del nazismo. Por ello, el 25 de marzo de 1934, se presentaron por última vez en Hannover. Cuando acabó el concierto, se dice que fueron aplaudidos durantes varios minutos, entre lágrimas y miradas largas, el sexteto se despidió para nunca más volver a estar juntos. Los integrantes judíos partieron de Alemania para salvarse de la amenaza nazi. En ambas partes se buscó crear un sexteto nuevo, sin embargo, no fue lo mismo. En dicho concierto, interpretaron dos canciones especiales, la primera, Irgendwo auf der Welt (En algún lugar del mundo) y Auf Wiedersh’ N My Dear (Hasta luego, querida), que fueron inmortalizadas en el la película Comedian Harmonists (1997) del cineasta alemán, Joseph Vilsmaier. Todos los integrantes sobrevivieron a la II Guerra Mundial.
Como les decía, fue gracias a André Rieu que pude conocer la fascinante historia y música de este sexteto ahora que vino a su gira en México. De hecho, fue gracias a Berlin Comedian Harmonists, el sexteto heredero de la leyenda, quienes se presentaron junto con el violinista holandés. Ellos interpretaron las canciones especiales que les mencioné que el sexteto original interpretó en su concierto de despedida en Hannover, y gracias a ellos, pude ser testigo de cómo la alegría que había en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México por el concierto de Rieu, se tornó en rostros tristes conmovidos por la historia trágica y por la belleza y sensibilidad de la música que, aunque interpretada en alemán, se demuestra que la música es el idioma universal y todos somos receptores de sus poderosos mensajes.
Por último, quisiera despedirme esta ocasión con una invitación a que descubran a Comedian Harmonists y que, en verdad, ¡en sus vidas haya mucha música!
Hasta pronto…
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