“Los números santifican, si matas a unos pocos eres un criminal, si asesinas a miles, eres un héroe.”
Charles Chaplin
Dime dónde naces y te diré si me importas…
Noviembre, el mes de la muerte, por primera vez en verdad creo en eso; tantas muertes en lo que va del mes que gozan de un auténtico sinsentido, de un sentimiento tan propio que se ahoga en la ausencia de los que ya no están. Tantos son los que se han ido sin saber que su última despedida con sus seres amados en verdad lo fue. Siria, Egipto, Líbano, Francia, México, cada país en este mundo ha llenado con tinta roja sus titulares más recientes, pero las tendencias en las redes sociales solamente han sabido resaltar o darle importancia a un país, como si los demás solamemte fueran notas (aburridísimas) al pie de página. ¿Qué tienen de diferente un niño francés y un niño sirio? Que al primero le ponemos alas, al segundo se las arrancamos. No es hacer menos al niño francés, sin embargo, mientras él juega tranquilo en casa, con mamá y papá a un lado sonriéndole, el niño sirio “juega” a escapar de la muerte. La alegoría en este caso pretende hablar de dos realidades, tomando genitivos que diferencian al “primer mundo” del “tercer mundo”. Pero la “guerra” ya alcanzó las calles de París…
Francia -parafraseando a Assad, presidente de Siria- vivió en unas horas lo que Siria vive desde hace unos años. Viernes 13 de noviembre de 2015, había fútbol y esperanza, acabando en tragedia y en desesperación. Hasta el momento van más de 140 muertos en París, en las redes sociales hay perfiles de Facebook acompañados por la bandera de Francia o por algún signo de unidad global en apoyo de los franceses, hashtags tales como #PrayForParis #PrayForFrance. Qué bien en verdad por ese apoyo ante la tragedia, pero… ¿y los demás países? Cuando el avión comercial ruso fue derribado en Egipto, no tuvimos la oportunidad de poner banderas rusas en nuestros perfiles, claro no hubo un #PrayForRussia; pensando en las víctimas del terrible atentado en Beirut, Líbano, un día antes del de París, tampoco hubo esa posibilidad de #PrayForBeirut, de poner una bandera o de poner por lo menos un cedro, el característico símbolo libanés, para mostrar indignación y apoyo. ¿Por qué? Porque no son Francia. Porque simplemente esa nota no vende.
El mundo no puede elegir “prioridades” inexistentes para velar y sentir pena por quien ya no está. Eso que vemos tirado en las calles, después del estallido de una bomba o del recorrido cruel de las balas, es un cadaver, sea francés, libanés, ruso, sirio, mexicano, etc., y si se pretendió que gozara de la dignidad propia de todo ser humano mientras intentaba vivir, al menos que se le reconozca la misma dignidad cuando solamente es un cuerpo más, signo del pasado que ya no será mañana. Muertes, producto de la violencia, nos unen más de lo que creemos, pues todos hemos sido testigos, en menor o mayor escala, de lo que es, pues ningún país puede decir “aquí no pasa eso”, incluso en países tan “seguros” como Canadá, llega a pasar en algún descuido. Es en la muerte en donde encontramos el mayor parentezco entre nosotros, encontramos igualdad, encontramos paz, cosas que en la vida pareciera hacemos más por encontrar diferencias y edificar fronteras. Donde yace la indiferencia, así también la derrota del humanismo.
Sé que no tiene nada de malo apoyar y unirse a campañas para ello, pero sí tiene mucho de malo hacerlo únicamente para unirse a un alguien determinado. Sentir empatía por alguien que sufre debe ser eso, por alguien, no detenerse a ver de dónde es o quién es. Quizá haya habido campañas muy débiles en difusión sobre los lamentables actos terroristas en Líbano, por ejemplo, pero en ningún momento alcanzó la importancia del atentado en la Ciudad Luz. Claro, es que no es lo mismo Líbano que Francia, me queda claro, pero no el porqué de ello. La sociedad mundial hemos permitido el señalamiento y la categorización de las naciones, y si no están en determinadas zonas geográficas, simplemente no importan tanto… Mientras una familia llora a su familiar en Francia, miles de familias lloran en el mundo a quienes les fueron arrebatados por las guerras o el narcotráfico, pensando en países como México. Hay quienes dicen que el mundo sufre las consecuencias del imperialismo occidental, puede que sea así, no lo sé, pero me quedo con la palabra “sufre”, pues es una realidad innegable y que nos causa ruido hoy más que nunca. El mundo no puede seguir siendo indiferente a ello. No podemos seguir pretendiendo un humanismo que parece tener límites cuando de nacionalidad se trata.
Para concluir, hay otra realidad muy importante a considerar a razón de los actos terroristas “islámicos”: ellos prometieron hacer del mundo un lugar inseguro para los estadounidenses y sus aliados sin reparar que también están haciendo del mundo un lugar donde los musulmanes no tendrán paz.
#PrayForTheWorld #DoForTheWorld
Héctor
Soy Subdirector General de Revista Kya! Egresado de Filosofía, apasionado lector, enfocado en la corriente existencialista. Me gusta escribir a manera de retratar la vida con un fiel y firme compromiso. Literatura, teatro, música...Una vida por vivir.
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